El Tesoro Escondido del Cerro Grande en Chihuahua

El Cerro Grande, conocido en lengua rarámuri como «Arewakawi» o «monte de las ánimas», es una prominente elevación al sur de la ciudad de Chihuahua que ha sido testigo de innumerables historias y leyendas a lo largo de los siglos. Entre estas narraciones, destaca la del tesoro oculto que, según cuentan, yace en alguna de sus cuevas.

Se dice que, hace más de dos siglos, dos españoles que se dedicaban a la extracción de metales preciosos en la región establecieron una alianza con un curandero indígena llamado don Esteban. Este último, gracias a su red de informantes, les proporcionaba información sobre las rutas y horarios de las conductas que transportaban oro y plata. En una ocasión, guiados por la información de don Esteban, los españoles lograron asaltar una caravana y apoderarse de 300 kilos de oro puro en lingotes. Para ocultar su botín, decidieron esconderlo en una cueva situada en la parte media del Cerro Grande, lejos de la mirada de las autoridades y de posibles ladrones.

El plan era esperar un mes para que la vigilancia disminuyera y luego regresar por el tesoro. Sin embargo, los españoles, movidos por la avaricia, decidieron traicionar a don Esteban y adelantarse tres días al plazo acordado para recuperar el oro sin su conocimiento. Al acercarse al cerro, fueron sorprendidos por una patrulla militar que vigilaba la zona. En su intento desesperado por escapar, tomaron una ruta peligrosa por el lado más accidentado del cerro. Durante la huida, una gran roca se desprendió bajo sus pies, precipitándolos al vacío junto con sus mulas. Aunque los cuerpos de los españoles nunca fueron encontrados, las mulas sí aparecieron sin vida. Don Esteban, al enterarse de la traición y del trágico desenlace, intentó recuperar el tesoro por su cuenta. Sin embargo, por más que buscó, nunca logró encontrar la entrada de la cueva donde se había escondido el oro, lo que lo llevó a la desesperación y, según cuentan, a la locura.

Hasta el día de hoy, el tesoro permanece oculto en alguna cueva del Cerro Grande, protegido, según la leyenda, por los espíritus de los ladrones que intentaron traicionar a su cómplice. Esta historia ha alimentado la imaginación de muchos aventureros y buscadores de tesoros que, atraídos por la posibilidad de encontrar la fortuna perdida, han explorado sin éxito las entrañas del cerro.

El Cerro Grande no solo es un símbolo geográfico de Chihuahua, sino también un depósito de historias y leyendas que reflejan la rica tradición cultural de la región. Ya sea por su imponente presencia o por los misterios que alberga, este cerro continúa siendo un punto de fascinación para locales y visitantes por igual.